Si no hubiera sido por ellos, nada de esto habría sido posible. Sin esas mujeres y hombres que desde la trinchera de la cultura fueron abriendo las puertas de un país cerrado a gran parte del mundo. Sin los Seix Barrall o Carmne Balcells que refrescaron a la península con la forma de narrar y protestar de la otra orilla. Y sin revistas, como Cuadernos Hispanoamericanos e Ínsula, las decanas de las publicaciones culturales de España.
La intrahistoria de Cuadernos Hispanoamericanos con Juan Malpartida

A pesar de que Cuadernos nació bajo el franquismo y con influencia falangista, sus directores y colaboradores contribuyeron a una transición que también se hizo y escribió, letra a letra, desde la literatura y la cultura en general. De hecho, su origen se debe, en parte, al nacimiento de otra revista fundada por exiliados españoles en México (Cuadernos americanos). Durante muchos años, para un autor, verse publicado en Cuadernos, ha sido como una especie de consagración.
Hablamos en la sección “Carátula y más”, de Efecto Doppler (en Radio 3, Radio Nacional de España) con el director actual de Cuadernos, el escritor Juan Malpartida, que está de enhorabuena por haber publicado una novela, Señora del mundo, (editada por Trea). Repasamos con él la rica historia de una revista en transición y tránsito constante entre un lado y otro del Atlántico. Rememoramos figuras como las de Luis Rosales u Octavio Paz, y hasta las de sor Juana Inés de la Cruz.
De lo que es para siempre a lo que casi empieza. El ganador del VIII premio Carátula.
Y en el vuelo imaginario de la sección, nos fuimos hasta Honduras, en cuyo contexto se basa el relato ganador del VIII premio de la revista Carátula de cuento breve. Lo otorga, cada año, la propia revista, la fundación Luisa Mercado, el festival Centroamérica Cuenta (CACUENTA) y la Fundación Ubantu, en colaboración con la Universidad de Nuevo León, México, en el marco del festival CACUENTA, presidido por Sergio Ramírez, que este año se desarrolla virtualmente. El jurado estuvo compuesto por Claudia Neira y Sergio Ramírez (del festival, en Nicaragua), Socorro Vanegas (de la UNAM, en México) y Juan Casamayor (de Páginas de Espuma, en España).
Hablamos por teléfono con Luis Lezama Bárcenas, el joven autor del relato ganador “Ni hermosos ni buenos” . Este hondureño de Cartago estudia periodismo y literatura en Buenos Aires, por los azares y las manos amigas que ayudan a tejer el destino de cada uno. Fue una oportunidad para acercarnos mínimamente a la realidad cultural de Honduras, un país al que vale la pena atender a través de las recomendaciones literarias que nos hace Lezama en la entrevista, así como a través de las letras y la música de Nelson Padilla, que también nos acompañó.
En el relato, que también podría haberse titulado “Formas de matar a un perro” asistimos a los albores del encuentro con la violencia de un grupo de jóvenes. El diablo está en el detalle y (añadiría) en los primeros momentos de lo sin ruido. Son esos instantes no contados los que encierran las pistas del devenir de muchos jóvenes en América Central. El relato de Lezama nos lleva a una anécdota, aparentemente sin mucha importancia, pero que pronto le robará el sueño a sus protagonistas. Y ya sabemos, desde Macbeth, lo que pasa si se matan los sueños.
Sobre sueños rotos, tras una separación amorosa, también avanza la novela de Juan Malpartida, Señora del mundo, donde, como en cada ruptura, se abre una oportunidad para cuestionar e indagar acerca de la identidad. Parece que la pandemia se ha cobrado muchas separaciones, y por qué no, este puede ser un buen momento para leer una novela que explora. Estas palabras se escriben solo tras haber leído las primeras páginas, así que habrá tiempo para degustarla y comentarla.
Si toda escritura nace de una frustración, la de Luis Lezama fue no la de no ser cantante. Su primer público le advirtió que lo suyo eran las letras, pero no la voz. Y ahora, según dijo más tarde, su sueño es, precisamente, aparecer como otros autores con obra amplia, en Cuadernos Hispanoamericanos.
Es siempre emocionante navegar entre lo clásico y lo que casi empieza. No sabemos qué le depara el destino a Luis Lezama y si su obra se consolidará o no. Tampoco sabemos, si el narrador y protagonista de su cuento, después de haber sido copartícipe, por primera vez, de la violencia, torcerá su destino hacia un lado u otro de esa frontera roja.
Lo bueno en la literatura, y a veces en la vida, es que todo puede recomenzar y hasta colaborar en abrir túneles de libertad y de grandes cambios, se venga de donde se venga.