
Este es un sitio para tratar de cuidarlas. Puede que algún día desaparezcan cuando no las necesitemos. Pero mientras, las palabras son nuestro mejor invento, el más sofisticado. Nos contaremos historias, como en un patio andaluz. Y serán literatura, más literatura por favor. Y serán periodismo. Pero salgamos también afuera, a los asuntos internacionales, a las historias de la cooperación y de los derechos humanos, donde las palabras se juegan la vida. Y después volvamos, sentémonos aquí, junto a al fuente. Y empecemos de nuevo.
«Algún día las palabras volverán a ser hombres» de Fco. Ruiz Udiel
Y Polo le dijo al gran Kan:
—El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es riesgosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y darle espacio.
Las ciudades invisibles. Italo Calvino