12 libros para regalar. Literatura iberoamericana 2020.

Podcast Carátula y Mas. Efecto Doppler Radio 3

Una contraportada audible. En un minuto escucharás la recomendación de prescriptores de lujo sobre 12 obras de autores iberoamericanos publicados este año. Autoras, periodistas, editoras y críticos nos ayudan a elaborar una breve contraportada audible para ayudarte a decidir un regalo. Si algo bueno trajo este annus horribilis fue que mucha gente se reencontró con la lectura. De entre los libros publicados, entre noviembre 2019 y noviembre 2020, escucharás las 6 primeras sugerencias para regalos de Navidad, San Esteban o el amigo invisible. Serán las voces de Pilar Reyes, Laura Restrepo, Fco. Javier Rodríguez Marcos, Patricia Simón y Javier Serena. Para todos los públicos y para todos los gustos de género. El 24 de diciembre daremos otras seis recomendaciones para aquellos que quieran regalarlos en el día de Reyes Magos.

Poeta chileno de Alejandro Zambra

(comentada por Javier Serena)

Prueben las primeras frases de cualquier fragmento de Zambra. Prueben su primer bocado. Nos lee el autor y crítico Javier Serena: “Era el tiempo de las zafradas…”

Boulder, de Eva Baltasar

(comentada por Laura Restrepo)

Desde su refugio en la montaña gerundense, la escritora colombiana se ha fijado en esta novela de la catalana Eva Baltasar, la segunda de una trilogía sobre mujeres. Y viene calentita.

La mujer que quiso saltar una valle de seis metros, de Amanda Andrades (ilustraciones de Amelia Celaya)

(Comentada por Patricia Simón)

La periodista de La Marea, Patricia Simón, lectora empedernida entre los ratos libres de sus coberturas, nos trae una obra sobre un tema que nos toca por dentro a un lado y otro del Atlántico, y en este caso en la frontera con el Mediterráneo.

Las Voladoras, de Mónica Ojeda

(Comentada por Javier Serena)

No podía faltar uno de los libros y autoras del momento. Elegido por Javier Serena, nos vamos a los Andes de Ecuador, donde también habita lo gótico en forma de relatos sobre mujeres extraordinarias y terribles.

Ensayo sobre lo que no se ve, de Enrique Lynch

(Comentado por Fco. Javier Rodríguez Marcos)

El poeta y periodista cultural Francisco Javier Rodríguez Marcos (Babelia, El País), se queda con la última obra de Enrique Lynch, un magnífico ensayista argentino, afincado en Barcelona, donde era catedrático de Estética. Nos dejó muy recientemente, en el mes de noviembre de este 2020, poco después de publicar su última obra sobre cómo opera la imagen en nosotros y en nuestra cultura.

Daniel, voces en duelo, de Chantal Maillot y Piedad Bonet.

(Comentado por Pilar Reyes)

Y nos detenemos por un momento con la recomendación de Pilar Reyes, editora de Alfaguara. Un libro al que es necesario entrar con el corazón abierto y con cierta solemnidad. Dos poetas, dos madres, una española y otra colombiana, que pierden a sus hijos en similares circunstancias. De ellas surge un diálogo y un libro de poesía. Como asegura Reyes, es uno de los más emocionantes del año.

Y próximamente, otras seis lecturas más, que nos dejó este 2020 para no olvidar, regalándolas.

#Reto100Novelas Para Siempre (3)

La Metamorfosis (Die Verwandlung.1916)

Franz Kafka (Praga. Rep. Checha. 1883-1924)

Justo ahí, en ese instante, cuando Grete decide cerrar con llave el cuarto de su hermano, convertido en cucaracha, para no verlo nunca más, es cuando

A través de la reclusión del personaje central de este relato largo, que aquí incluimos en la categoría de novela para siempre, Kafka abrió una puerta a nuestros agujeros negros, a los rincones íntimos más solitarios. Y es en ese personaje, Gregorio Samsa, convertido en monstruo (algo parecido a una enorme cucaracha de la noche a la mañana) donde nos hemos visto todos alguna vez como en un espejo. ¿Quién no ha sido ese bicho raro, incomprendido, aislado, marginado en su propio hogar, en su propio mundo, alguna vez en la vida?  ¿O toda ella? Historias espejo como estas alcanzan categoría de universal.

Si en las dos obras que le preceden en esta serie (Reto100Novelas) se requería de paciencia y de tiempo, ahora lo que se necesita es estar en sintonía con la intensidad de este relato. Y aunque se lee de una sentada, queda en la memoria y en los sueños toda la vida.

Pasados los tiempos románticos del nacionalismo del siglo XIX, del socialismo utópico, del orgullo victoriano, de las emancipaciones de todo tipo, el ser humano se encuentra frente a un siglo en el que empieza a sentirse abrumado por el vértigo de la tecnología. Un mundo que, a costa de hacerse más pequeño, nos hace cada vez más ajenos, y el resultado: un permanente sentimiento de inseguridad, de desolación, de abandono, de frustrante conciencia de la brecha entre nuestros anhelos y la realidad. Kafka le da forma a todo ello en una magnífica obra, no extensa, pero sí densa, que influirá tanto en la literatura como en la psicología, la educación u otras disciplinas que estructuran nuestra percepción y análisis de la realidad.

Samsa, un viajante comercial anodino, se despierta una mañana convertido en un insecto. A partir de aquí, asistimos a dos luchas: la de la familia, de clase media sin demasiados recursos que, tras unos comienzos desconcertantes, trata de adaptarse a la situación. Pero, al final, acaba por ignorar a su extraño miembro, a pesar de que está con ellos, dentro de la misma casa. La otra es la lucha del propio Gregorio en asimilar su situación y el rechazo de su familia.

Lo mágico de Kafka es lo que él ni siquiera pude vislumbrar: que su personaje se abrazase, a través del relato de su extraordinaria transformación, al sentimiento tangible y común de los parias de la tierra, los olvidados, los vagabundos, los explotados, las víctimas de discriminación, los genios, los solitarios, los locos, los rechazados, los visionarios incomprendidos. Todos aquellos que son denostados de alguna u otra manera cuando se salen de lo que otros conciben bajo un concepto peligroso y absolutamente falso: “Lo normal”, lo uniforme o el pensamiento único.

En el caso de Gregorio, hasta su hermana Grete, que, en un principio, es la única que mantiene el contacto y le lleva algo de comida, termina por rechazarle al comprobar que Gregorio no vuelve a la escala de la normalidad, sin comprender que él también está luchando consigo mismo.

Justo ahí, en ese instante, cuando Grete decide cerrar con llave el cuarto de su hermano, convertido en cucaracha, para no verlo nunca más, es cuando se cumple para siempre su destino de ostracismo. Y por ello resulta más estremecedora la pregunta que formula y que Grete no puede oír. Sólo puede hacerlo el lector, que es quien se queda con Samsa, pero ninguno de los dos se pueden ver: “¿Y ahora? – se dijo para sí Gregorio Samsa mirando alrededor la oscuridad”

Kafka es un creador de atmósferas oníricas. En ese ambiente, nos acerca a los temas universales de la búsqueda de la identidad y la propia aceptación, la lucha contra el poder o contra la sujeción a estructuras asfixiantes. Una pieza desgarradora y brutal como La Carta al padre exhibe la proporción del sentimiento de opresión que había sentido el autor frente a la figura paterna o a cualquier otra institución de poder. Dos novelas, El proceso y El castillo reflejan similares inquietudes.

Kafka, de padres judíos germanoparlantes, estudió Derecho y trabajó en una aseguradora en su Praga natal.  Y aunque era respetado y querido por sus compañeros, siempre menospreció esa tarea pues le quitaba tiempo de lo que era su verdadera vocación: escribir y liberar sus fantasmas y, de paso, los de todos nosotros.

Su fama no llegó hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Parece que eso fue contra su voluntad, ya que un amigo, Max Brod quiso, gracias al cielo, contradecir la última palabra de Kafka. Había dado instrucciones para que, después de morir de tuberculosis, se quemaran todos sus escritos. Brod, salvó a Kafka de morir y nos lo regaló para siempre, pues como decíamos antes, quisiéramos que amigos como él estuvieran a nuestro lado, al despertar tras una noche en la que había creído ser insectos. Pero ya nos advertía el inolvidable Monterroso que los dinosaurios todavía siguen ahí, acechándonos al despertar.

Las ediciones de La Metamorfosis son numerosas y de gran calidad por lo general. Y al ser de poca extensión, estas ediciones se suelen completar con otros textos de Kafka que nos enriquecen aún más la lectura. Leer La Metamorfosis es justo y necesario, no para la gente “normal” del mundo de la “normalidad” donde todo lo diferente es peligroso, sino para esa otra inmensa mayoría que sostiene la misma lucha de Gregorio Samsa. No dejemos que pase más tiempo sin volver a ella. No dejemos de volver a nosotros mismos a través de este relato que fue escrito para siempre. Como lectores de esta historia, esperamos, siempre esperaremos, que Gregorio despierte, abra la puerta y le cuenta a Grete la extraña pesadilla que ha tenido. Y a medida que no vemos claro ese final, el mundo se vuelve una habitación cerrada, en cuyo interior, una criatura grita en forma de pregunta: “¿Y ahora?”. Pero no sabe que una lectora, o un lector, desde otra oscuridad, desde otra habitación cerrada, la está escuchando y la repite sin fin.

El milagro secreto

El tiempo de los sueños. Borges con un joven Vargas Llosa

Javier SANCHO MAS

En uno de los mejores relatos de Borges, El milagro secreto, Jaromir Hladík es detenido en Praga por las tropas alemanas. Corre el mes de marzo de 1943. Hládic es condenado a muerte por ser escritor y judío. Su ejecución se fija el 29 de marzo a las 9 a.m. Además del pánico a la muerte, Hladík lamenta que su vida, enteramente dedicada a la literatura, terminará sin haber podido concluir un drama en verso que justificaría y daría sentido a su existencia. Si tal concepto existe (el sentido de la existencia) y si Dios existe, piensa Hladík, no puedo morir sin concluir esa obra. Calcula que necesitaría un año de tiempo. Le pide a Dios que se lo conceda, de la manera que Él pueda. Si los milagros existen estos pueden deconstruir el tiempo y el espacio que limita la materia.

Una noche de noviembre, en la carretera hacia Boma, al oeste del Congo, Juan Carlos Tomasi y yo íbamos bombardeando a preguntas a Vargas Llosa. Desde Kinshasa era un viaje largo. Estábamos en medio de un reportaje con escritores sobre emergencias en las que trabajaba Médicos Sin Fronteras. Vargas Llosa fue el primero en apuntarse para, a su vez, tomar notas para su próxima novela sobre Roger Casement (El Sueño del Celta). Durante el camino, nos iba contando cómo le atenazaban los nervios en sus primeros años de París, cuando se acercaba a conocer a los autores que más admiraba. Con Neruda, por ejemplo, fue tan fuerte la impresión que se quedó sin voz ante el poeta chileno. A Borges lo conoció en 1963, con motivo de una entrevista para la radio francesa. El joven periodista Vargas Llosa le abordó lleno de miedo a no estar a la altura. Pero se encontró con un Borges muy sencillo y accesible, cuando para el mundo Borges aún no era Borges. Eso nos cuenta en Medio siglo con Borges, publicado este año por Alfaguara y también en las anécdotas que nos compartió en la sección Carátula y más en el programa Efecto Doppler de Radio 3.

Pudimos rescatar algunos fragmentos del programa de Panamericana TV, de Perú, en el que, en 1981, Vargas Llosa presentaba un programa dominical. Para ello acudió al apartamento de Borges en Buenos Aires y allí le entrevistó. Después publicó un artículo recreando esa visita y enfatizando la austeridad en la que vivía el sabio ciego. Se fijó en las humedades. Y eso enfadó mucho a Borges, que ya, al parecer, nunca más quiso hablarle.

La magia del tiempo y de la voz nos permitió viajar hasta ese momento. Aquí se pueden escuchar fragmentos de la entrevista

El boom latinoamericano removió muchas cosas en el mundo de las ideas, la imaginación y las letras en español. Y también alumbró a autores que podrían haber quedado injustamente en el olvido. Debemos a ello que podamos disfrutar de Borges, que sin duda, se ha adueñado y puesto nombre a algunos de nuestros sueños, como lo hicieron los clásicos.

Medio siglo con Borges contiene entrevistas y artículos del último gran representante vivo del Boom sobre el maestro argentino. Aunque sus obras difieren en gran medida, ambos construyeron relatos sobre planos de tiempo paralelos e hicieron posible que asistiéramos a muchas historias al mismo tiempo.

Y hablando de desdoblar el tiempo, ¿qué le ocurre a Hladík, el protagonista de El milagro secreto. ¿Se le concede su petición finalmente?

Los días y noches avanzan hacia la mañana del 29. Hladík imaginó miles de muertes. Y la noche antes de la ejecución, soñó que se ocultaba en una de las naves de la impresionante biblioteca del Clementinum, hoy biblioteca nacional de Praga. “Un bibliotecario de gafas negras le preguntó: “¿Qué busca?”. Hladík le replicó: “Busco a Dios”. El bibliotecario le dijo: “Dios está en una de las letras de una de las páginas de uno de los cuatrocientos mil tomos del Clementinum. Mis padres y los padres de mis padres han buscado esa letra; yo me he quedado ciego buscándola.”

Al despertar, Hladík fue llevado al paredón. El pelotón cargó sus armas y cuando iban a dispararle, el universo físico se detuvo y, por tanto, el tiempo. Tras algunas comprobaciones, Hladík comprendió que un año le había sido concedido. Se puso de inmediato a elaborar la obra en su cabeza. A completar su existencia.

Borges creaba ilusiones con palabras, experiencia que sólo son posibles en los sueños lúcidos. El Aleph, por ejemplo, bebe y se emparente con leyendas como la de la mesa de Salomón que se albergó en Toledo, en la que el rey podía observar todos los secretos del Universo, entre los que estaba el nombre secreto de Dios que sólo es pronunciable para crear, o para morir.

Conocí el libro de Vargas Llosa sobre Borges en una edición que encontré en París, publicada por L’Herne, en 2004, así que es una alegría que en este pandémico 2020, Alfaguara lo haya publicado en español y nos permita viajar en el tiempo con estos dos autores.

Vargas Llosa, más allá de las controversias políticas que generen sus posicionamientos, contribuye a modernizar la literatura y el modo de pensar literario. Y ha estimulado el conocimiento de otros autores imprescindibles como Onetti, García Márquez, o el propio Borges.

En un encuentro, con motivo del medio siglo de la editorial, que sostuvieron Vargas Llosa, Javier Marías y Arturo Pérez Reverte, junto a Pilar Reyes, se produjo un momento inolvidable en que

Pérez Reverte le pregunta a Vargas Llosa qué se siente siendo el que cerrará la puerta y apagará la luz de un período histórico de la literatura. Está a partir de 1:11:42.

Todos los Cortázar, Borges, García Márquez, Fuentes o Roa Bastos, creyeron con el autor de Conversación en la Catedral que la literatura, la palabra “es fuego”. Tal vez vayan quedando lejos, pero aún queda vivo uno que lo recuerda. Peco de injusticia al decirlo, pero siento la falta de ese mismo ímpetu y valentía en la literatura actual para sacar las palabras y las historias a la calle. Enfrentarlas desde la imaginación al poder. Tener la ilusión de que las palabras se convierten en seres humanos. Ponerlas a remover la imaginación y las ideas, ponerlas a caminar con la gente, hasta habitar los sueños.

Y sí, a Hladík le fue concedido el tiempo necesario, un año, para concluir su obra, nos cuenta Borges. Cuando la acabó, el universo volvió a ponerse en movimiento. Una “gota de agua resbaló en su mejilla. Inició un grito enloquecido, movió la cara, la cuádruple descarga lo derribó. Jaromir Hládik murió el 29 de marzo, a las nueve y dos minutos de la mañana”. Dos minutos de la vida humana, un año en el tiempo de Dios, que es el de los sueños.